La depresión en el adulto mayor, representa el problema de salud mental más frecuente en esta etapa de la vida, muy por encima de otros trastornos psiquiátricos. Se ha convertido en una enfermedad compleja para su diagnóstico y por ende con fallas en el tratamiento. En la gran mayoría de las ocasiones como suele pasar en el anciano se confunde con melancolía, tristeza o como un simple trastorno derivado del envejecimiento, que no queda más que ser aceptado como un proceso de la vejez que debemos vivir o peor aún, se le identifica como un “achaque, producto de la edad “.
La depresión se puede definir como el conjunto de síntomas que se manifiestan por la pérdida de interés y la incapacidad de satisfacción por las actividades y experiencias de la vida diaria. Tiene una clasificación múltiple, según los parámetros y escalas valoradas, relacionadas básicamente con intensidad y duración de los síntomas.
La prevalencia en México de síntomas depresivos en el adulto mayor, varía de acuerdo a la definición, pero se sabe que en la población abierta puede oscilar entre un 15% a 37%. Dentro de este rubro solo el 1 a 5%, pertenecen a trastornos depresivos mayores. Estas cifras aumentan de manera significativa en pacientes sometidos a hospitalización prolongada, uso de terapias intensivas así como pacientes institucionalizados (casas hogar, asilos, etc). Se espera un incremento considerable para el año 2050 no solo en México, sino en todo el mundo.
La depresión en el adulto mayor es uno de los trastornos neuropsiquiátricos con elevados costos sociales y en cuanto a salud se refiere. El padecerla, aumenta de forma considerable la probabilidad de muerte en el anciano así como un alto porcentaje de discapacidad y dependencia. La polifarmacia comúnmente observada en esta enfermedad, puede ser originada por la elevada cantidad de síntomas somáticos que se padecen, lo que también se traduce en un alto consumo de servicios médicos como urgencias, hospitalización y consulta externa.
Los orígenes de la depresión en el adulto mayor aún son inciertos. Cada vez se conoce más la fisiopatología y la función de diversos neurotransmisores en el origen de este problema. El envejecimiento implica una constante de pérdidas y cambios, que hacen más susceptible al ser humano. Los factores físicos y de disfunción cerebral identificados en el anciano (demencia, parkinson, etc), aunado a efectos de fármacos, mala red de apoyo familiar, eventos estresantes de la vida, son los que más se observan en el adulto mayor con depresión que los propios factores genéticos de esta patología. Otros factores importantes como son las enfermedades crónicas o multipatología, padecimientos como cáncer, enfermedad de la tiroides, infecciones, enfermedades inmunológicas, también son condicionantes de depresión en el anciano, plenamente identificados.
Factores de riesgo para el desarrollo depresión en el adulto mayor
Sexo femenino |
Dolor crónico |
Aislamiento social |
Trastornos del sueño |
Viudez |
Abatimiento funcional |
Divorcio |
Duelo económico o familiar |
Enfermedades crónico degenerativas |
Deterioro cognitivo |
Enfermedades incapacitantes |
Inmovilidad |
Polifarmacia |
Dependencia |
Nivel socioeconómico bajo |
Fragilidad |
Los síntomas depresivos así como sus manifestaciones se consideran siempre en Geriatría como atípicas de esta etapa, que pueden estar encubiertas bajo múltiples quejas de tipo somático. Estos últimos, sin duda son los de mayor prevalencia en comparación a los síntomas afectivos (depresión sin tristeza), como suele pasar en poblaciones más jóvenes.
Signos y síntomas comunes en el adulto mayor con depresión
SÍNTOMAS |
SIGNOS |
Humor triste |
Postura inmóvil |
Pérdida interés |
Expresión triste |
Trastorno del sueño |
Falta de cooperación |
Trastorno del apetito ( anorexia ) |
Aislamiento social |
Llanto fácil e irritabilidad |
Hostilidad |
Miedo y ansiedad |
Variaciones del humor |
Sentimiento de fracaso y soledad |
Aspecto descuidado de su persona |
Baja autoestima |
Crisis de llanto o gemidos |
Ideas delirantes o alucinaciones |
Pérdida de peso |
Pensamientos suicidas |
Comunicación lenta |
Pesimismo, autoacusaciones y críticas |
Marcha lenta y torpe |
Disminución capacidad aprendizaje |
Mutismo |
Fallas en la memoria y concentración |
Estupor |
Pérdida de la libido |
Sueño inquieto |
Inquietud o excitación |
Brotes de agresividad |
Disminución de la satisfacción |
Gesticulación minimizada |
Puntos clave de la depresión en el adulto mayor
Mayor prolongación de los episodios depresivos |
Mayor agitación y ansiedad |
Mayor irritabilidad |
Marcada somatización, hipocondría, elementos paranoides |
Mayor riesgo de suicidio |
Insomnio intenso |
Deterioro cognitivo |
Disfunción general |
Desafortunadamente nuestros adultos mayores en la actualidad continúan siendo mal diagnosticados, mucho se debe a la complejidad de esta enfermedad y otro tanto a la apatía que existe aún en nuestro país para la vejez. Como se sabe, muchos ancianos son ignorados por familiares, cuidadores y propio personal de salud, por falsas suposiciones en relación al cambio del estado de ánimo, que en la gran mayoría de adultos mayores depresivos no se encuentra afectado.
En Geriatría, el abordaje hacia el adulto mayor, se da en base fundamental con su historia clínica, exploración física, antecedentes heredo-familiares, contexto social, red de apoyo entre otros, a fin de comprender y descartar como prioritario la existencia de patologías físicas que se asocien a depresión y que ameriten un manejo inmediato.
Ante la sospecha, el medico geriatra cuenta con la preparación e instrumentos de escrutinio necesarios para valorar y confirmar un estado depresivo. Un ejemplo de estos instrumentos ampliamente utilizados que disponemos en geriatría, es la conocida escala de Yesavage, en su versión larga o corta, que por su sencillez y confiabilidad, representa un instrumento muy específico e imprescindible dentro de la consulta para un diagnóstico más preciso.
El manejo efectivo de la depresión en el adulto mayor, requiere de un abordaje múltiple y holístico, dando una real importancia a la esfera biopsicosocial del anciano, donde la familia continua representando la base más sólida e importante para un tratamiento y una rehabilitación eficaz. Se debe prestar mucha atención a aquellos pacientes que tengan riesgo alto, ideas o intentos suicidas, ya que su prevalencia en el anciano está en aumento cada día. Las autolesiones que se observan cada vez más en consulta, deben tomarse muy en serio, por la importancia que esto significa.
“ La cultura de la prevención nunca debe olvidarse “
Hoy día, contamos con fármacos antidepresivos de excelencia que sin duda alguna tienen un papel coadyuvante para el tratamiento de la depresión. Hoy existe una mayor experiencia en su uso con resultados sorprendentes. La oferta de estos fármacos conlleva detrás del profesional una gran responsabilidad para su uso. En todos los casos, deberá existir un análisis completo de las ventajas que ofrecerá a nuestro adulto mayor y los beneficios que tendremos a corto o largo plazo.
“ La depresión en el adulto mayor, no solo se cura con fármacos antidepresivos “
En conclusión, aprendamos que la depresión en el adulto mayor no forma parte de un proceso de envejecimiento fisiológico. Que no debe ser identificado como algo natural e inevitable del adulto mayor. Sin embargo, a pesar de que el tránsito por la vejez no siempre resulta exitoso o placentero, de pensar que la felicidad llega ocasionalmente o lo injusta que puede padecer la vida, no tenemos y no debemos vivir padeciendo una enfermedad que puede tratarse, como es la depresión.